Lo que nos enseña la flor de loto
- Liliana Castiglione
- 18 ene 2017
- 2 Min. de lectura
La flor del loto crece en el fango y se alza sobre la superficie floreciendo con su espectacular belleza par luego, en la noche sumergirse bajo el agua y volver a surgir en el amanecer sin haber sido tocada por el fango, este proceso constituye un misterio para la ciencia, que no ha podido explicar que hace que pueda repeler esos microrganismos y el polvo.
En Oriente esta flor se asocia con la pureza.
Siempre he creído que muchas de las respuestas están al alcance de nuestros ojos, en la naturaleza, pero solemos estar muy ocupados(as) para verlas, por lo que hoy quiero llamar tu atención ante lo que la flor de loto nos muestra.
“En la mitología griega, los lotófagos eran un pueblo que vivía en una isla cercana a África del Norte y como su nombre indica, comían plantas y flores de loto. Estas plantas tienen el efecto de un narcótico, causa un sueño pacífico y también amnesia a los que las ingieren.
En la Odisea de Homero, hay un episodio en el que tres hombres son enviados a la isla con el fin de investigar. Sin embargo, por el consumo de las flores de loto, como los demás habitantes, se olvidan que tienen que volver al barco. Más tarde, Ulises logra rescatar a los hombres, e incluso tuvo que atarlos al barco para que no volviesen a la isla.
A través de esta historia, Homero demuestra toda su creatividad y su conocimiento del ser humano, porque la amnesia causada por la flor de loto es algo que mucha gente desea: la posibilidad de empezar de nuevo, volver a nacer y borrar el pasado.” Fuente: significados.com
¿Cuántas veces no nos encontramos sumergidos en problemas, en dolores, en angustias, en fin, en el fango de la desesperanza sin saber que hacer y manchando nuestra grandeza por ese desasosiego? ¿Cómo transformarnos en esa flor de loto para poder surgir del fango y no mancharnos?
Para mi la respuesta se asocia a la pureza de nuestra esencia, a la espiritualidad del alma que habita en nuestro cuerpo y desde allí la certeza que produce la fe; dentro de los episodios de fango que nos toque enfrentar, cuando llega la noche o los momentos más oscuros lo mejor es aquietarse en lugar de resistirse, fluir, aceptar, así como la flor se hunde en la noche, y luego, volver a levantarnos como lo hace ella al amanecer, creyendo que solo son una etapa, que todo pasa, que podemos no solo salir sino hacerlo fortalecidos, y desde esa certeza espiritual el fango no nos mancha. Para finalizar, su efecto amnésico nos invita no a olvidar lo aprendido sino a entender que cualquier momento de tu vida es perfecto para recomenzar independientemente de lo que hayas pasado.

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